Texas deja de compartir las últimas palabras de reos ejecutados

Son las salas de ejecuciones más ocupadas de Estados Unidos y sus reos no pueden escoger su última cena, ni tener a un religioso presente durante la ejecución.

Las últimas palabras escritas de los reos condenados a muerte ya no se compartirán públicamente, anunciaron el martes las autoridades penitenciarias de Texas, en otra renovación al proceso en la salas de ejecuciones más ocupadas de Estados Unidos.

La nueva política del martes marca el segundo cambio este mes, luego de que autoridades carcelarias de Texas también prohibieran a religiosos en las salas. Ese cambio llegó después de que la Corte Suprema bloqueara la ejecución de un hombre que quería que lo acompañara su asesor espiritual budista.

El estado no permite desde el 2011 que los reos en el corredor de la muerte escojan su última cena.

Los opositores a la pena de muerte criticaron los cambios consecutivos y dijeron que subrayan la necesidad de una mayor supervisión en la toma de decisiones en torno a las ejecuciones en Texas, donde una cuarta persona este año morirá por inyección letal el jueves.

El senador estatal John Whitmire criticó a las autoridades penitenciarias por leer el comunicado abiertamente racista de John William King, quien la semana pasada fue ejecutado por el asesinato de James Byrd Jr.

"Si un preso condenado a la muerte tiene algo que decirle al público o a las víctimas, déjelo que lo diga cuando esté atado a la camilla", escribió el demócrata en una carta a los funcionarios de la prisión.

Byrd Jr., un afroamericano, fue encadenado a la parte trasera de una camioneta y arrastrado por casi 3 millas por un camino aislado en los bosques a las afueras de Jasper, Texas, en junio de 1998.

El Departamento de Justicia Criminal de Texas dice que la agencia sólo transmitirá los comunicados verbales al público en la cámara de ejecución.

Kristin Houle, directora ejecutiva de la Coalición de Texas para Revocar la Pena de Muerte, dijo que una sola persona no debe decidir el cambio de las prácticas ya establecidas y defendió dejando que los condenados transmitan sus últimas palabras escritas si así lo desean.

"Ninguno de nosotros sabemos cuál será nuestro estado de ánimo o compostura cuando nos enfrentemos a una muerte inminente", dijo. "Es otro tipo de medida punitiva en un momento en que nuestro estado los está matando".

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