Investigación por trama rusa: lo que temen en la Casa Blanca

El trabajo que lidera el fiscal especial podría recobrar protagonismo con novedades.

La Casa Blanca se prepara para que la investigación de la campaña presidencial de Donald Trump se vuelva a avivar.

Los asesores de Trump expresan en privado su preocupación de que el fiscal especial Robert Mueller, quien se ha mantenido lejos de las noticias en el último mes, haya compilado sigilosamente información y emita pronto nuevas imputaciones o un reporte final con resultados adversos.

Trump alteró abruptamente la línea de mando sobre Mueller el jueves, y puso la pesquisa bajo la supervisión de un republicano conservador que abiertamente ha expresado escepticismo sobre la autoridad del fiscal especial y ha sopesado formas de limitar su poder.

Sin embargo, Trump y sus consejeros se preocupan del próximo paso que dé Mueller con el trabajo que ya está concluido, según un funcionario de la Casa Blanca y un republicano con vínculos cercanos con la administración.

Insistieron en comentar bajo anonimato las conversaciones que no estaban autorizados para difundir.

Mueller ha estado tranquilo durante el último mes, mientras los votantes consideraban sus opciones para las elecciones de esta semana.

Sin embargo, la intensa actividad durante su periodo de silencio —incluidas semanas de testimonios ante jurados investigadores sobre el confidente de Trump, Roger Stone, y negociaciones sobre una entrevista con el presidente— indica que es posible que haya desarrollos públicos en el corto plazo.

Mientras, los investigadores se acercan a responder las preguntas clave de la pesquisa del fiscal especial: ¿Donald Trump obstruyó la investigación? Y, ¿su campaña tuvo conocimiento previo de los emails demócratas hackeados ilegalmente?

Trump ha dicho a confidentes que sigue muy molesto por la investigación de Mueller que ya lleva 18 meses, y cree que no es solo una “cacería de brujas”, sino una distracción cara, larga y negativa.

Su última exhibición de furia fue el miércoles, cuando exigió la renuncia a su secretario de Justica, Jeff Sessions, cuya recusación de la investigación permitió la designación de Mueller.

Hasta ahora, Trump ha seguido el consejo de no interferir directamente, aunque un nuevo capítulo en su relación con la investigación pudo haber comenzado con el recién nombrado Matthew Whitaker como secretario de Justicia interino.

Incluso si Whitaker, antes jefe de despacho de Sessions, no limita la investigación, Trump podría instruirlo a tomar una postura más agresiva al levantar el secreto oficial de documentos que podrían socavar o confundir aún más la pesquisa, dijeron el asesor de la Casa Blanca y el funcionario republicano.

Hasta ahora, la investigación la ha supervisado el subsecretario Rod Rosenstein, quien designó a Mueller el año pasado y le dio amplia autoridad.

“Es muy importante porque la postura de Whitaker ante las imputaciones o futuras imputaciones podría ser muy diferente a las de Rosenstein; y Rosenstein le ha dado a Mueller un amplio poder para perseguir varios crímenes”, dijo el abogado penal de Washington, Jeffrey Jacobovitz.

Al día de hoy, la investigación de Mueller ha producido 32 imputaciones y cuatro declaraciones de culpabilidad de asociados de Trump.

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