Hispanos esperan que nuevo arzobispo abra etapa tras escándalo en EE.UU.

WASHINGTON - Feligreses hispanos recibieron el martes con entusiasmo la llegada del nuevo arzobispo de Washington, Wilton D. Gregory, y confiaron en que abrirá una "nueva etapa" para la Iglesia en la capital, alcanzada por los escándalos de abusos que afectan a religiosos en todo el mundo.

En una concurrida ceremonia, cuya solemnidad fue rota por la ovación que retumbó en la Basílica Nacional de la Inmaculada Concepción cuando el nuevo arzobispo apareció tras la procesión que dio paso a su investidura, la feligresía recibió a Gregory como su nuevo pastor, en reemplazo del cardenal Donald Wuerl, que renunció en septiembre acusado de encubrir abusos a menores.

Wuerl había sustituido en Washington al cardenal Theodore McCarrick, al que el papa Francisco expulsó del Colegio Cardenalicio en una decisión prácticamente sin precedentes y después fue retirado del sacerdocio por presuntos abusos.

A la misa solemne, según cifras de la Arquiodiócesis de Washington, asistieron unos 300 sacerdotes, 100 diáconos, 50 obispos y ocho cardenales, pero fueron los decenas de feligreses los que insuflaron emoción al acto, que se llenó de coloridos atuendos, aplausos y algún que otro grito de celebración.

Grupos de hispanos de Suitland y de Silver Spring, localidades ubicadas en el vecino estado de Maryland, llegaron con pancartas e instrumentos musicales para celebrar a las puertas de la basílica la instalación formal de Gregory, nacido en Chicago y a quien medios locales perfilan como un fuerte candidato a convertirse en el primer cardenal afroamericano del país.

"Es una alegría recibir al nuevo arzobispo", dijo a Efe el sacerdote Agustín López, de origen ecuatoriano y que sirve en la Catedral de Washington.

López confió que el nuevo líder "sane muchas cosas que han pasado" en el Episcopado de Washington "para empezar una nueva época".

También Alba Segura Cruz, una joven de 19 años nacida en Estados Unidos, de padre mexicano y madre salvadoreña, señaló a Efe que esperaba que Gregory "aclare (limpie) el nombre de la Iglesia Católica".

"No sé cómo", admitió de inmediato, pero consideró, con chispa juvenil, que el arzobispo "va a poder traer nuevas ideas".

Por su parte, Eva Flores, un mujer peruana que viajó tres horas desde Filadelfia junto a Besy Madrid, de El Salvador, para estar en la eucaristía de instalación del arzobispo, indicó que solo Dios podrá guiar a la Iglesia "en esta nueva etapa", por lo que pidió rezar por sus integrantes.

"Ha habido una crisis con los acontecimientos, con los abusos, con todo, pero rezar por estos sacerdotes, rezar por este obispo, rezar por el papa es lo único que nos va a llevar a nosotros a ver con ojos en la fe y hablar en la verdad y a decir sí ha habido esos errores", afirmó Flores, quien defendió que el papa Francisco "ha dado la cara".

Su acompañante consideró "muy importante" acompañar a Gregory: "Darle todo nuestro apoyo de que no está solo y de que nosotros estamos aquí para ver la reconstrucción de la Iglesia", indicó.

Gregory, de 71 años y quien hasta su designación, el pasado 4 de abril, se desempeñaba como arzobispo de Atlanta, afirmó durante su homilía que llega en un "momento decisivo" para la comunidad religiosa.

Y aunque confesó que a veces no tiene "las palabras para calmar a todas las almas", recordó a los asistentes que Jesús "está en el bote durante los tiempos tempestuosos".

"Nuestro reciente pesar y vergüenza no nos definen, sirven para corregirnos y fortalecernos para enfrentar el mañana", aseguró el nuevo arzobispo, en la que pareció una alusión a los escándalos recientes.

"Hoy, mis viejos y nuevos amigos, mi familia, mis hermanos, comenzamos un camino juntos en mares indudablemente picados", sentenció en otro aparte de su discurso, y subrayó que "aquel a quien incluso el viento y el mar obedecen, nunca nos ha abandonado".

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