Las autoridades sanitarias de Maryland y Virginia han indicado a los proveedores de vacunas que podrán reanudar la aplicación de la inmunización contra COVID-19 desarrollada por Johnson & Johnson luego de que agencias federales dieran su visto bueno tras una suspensión temporal.
El anuncio se dio rápidamente después de que funcionarios de salud de Estados Unidos dijeron el viernes por la noche que estaban levantando la pausa de 11 días en las vacunas de Johnson & Johnson.
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Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos habían recomendado la suspensión de su uso mientras investigaban casos de mujeres que desarrollaron un tipo de coágulo de sangre muy inusual.
Solo se detectaron 15 incidentes en los casi 8 millones de personas que la recibieron en EEUU. Todas eran mujeres, la gran mayoría menores de 50 años. Tres murieron y siete permanecen hospitalizadas. Una de las fallecidas fue una residente de Virginia de 45 años que recibió la vacuna el 6 de marzo.
Aún no se ha hallado un vínculo irrefutable entre el inoculación y las trombosis, pero durante la pausa, el panel de expertos de los CDC decidió que los beneficios de la vacuna superaban un riesgo muy poco común y decidieron agregar unas advertencias para así ayudar a las mujeres más jóvenes y a sus médicos a decidir si deben usar esa inyección o una alternativa.
"Estamos seguros de que esta vacuna sigue cumpliendo con nuestros estándares de seguridad, eficacia y calidad", afirmó en una rueda de prensa la directora en funciones de la FDA, Janet Woodcock.
Entre los otros estados que ordenaron o recomendaron una reanudación, se encontraban Arizona, Colorado, Louisiana, Michigan, Missouri, Nevada, Nueva York y Tennessee.
El diario The Richmond Times-Dispatch reportó que antes de la pausa, Virginia había administrado unas 184,000 dosis de la vacuna de J&J mientras que Maryland había aplicado unas 180,000.
La probabilidad de desarrollar coágulos de sangre mientras se está infectado con COVID-19 es de casi 20%, lo cual es significativamente mayor que el riesgo potencial de la vacuna.
