La única sobreviviente de un rayo a pocos metros de la Casa Blanca tuvo una emotiva reunión el lunes con los oficiales del Servicio Secreto que le salvaron la vida.
A través de abrazos llorosos en el edificio de oficinas ejecutivas de Eisenhower, Amber Escudero-Kontostathis se encontró cara a cara con los oficiales del Servicio Secreto Nicole Gonzalez, Kevin Drost y Cameron Bunker.
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“Definitivamente voy a estar conectada con estas personas por el resto de mi vida”, afirmó Escudero-Kontostathis en una entrevista con nuestra cadena hermana, NBC4.
Ella dijo que su trabajo con el Comité Internacional de Rescate la llevó a Lafayette Park en su cumpleaños número 28, el 4 de agosto, donde estaba haciendo campaña y recaudando dinero para los refugiados cuando llegó la tormenta de verano y se refugió debajo de un árbol.
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Aunque no recuerda mucho de ese día, tiene un mensaje de texto de alrededor de las 5:45 p.m. a su cuñada diciendo que viene un trueno. Pero lo que no puede olvidar ahora es la ayuda que recibió de los buenos samaritanos.
“Estoy por ahí pidiéndole a la gente que ayude a extraños, ¿verdad? Personas que nunca han conocido y tienen un impacto que les cambia la vida. Y es una especie de círculo completo loco que sucedió porque mientras hacía eso, literalmente, la amabilidad de los extraños salvó la mía, y no podría estar más agradecida", añadió.
La activista fue una de las cuatro personas gravemente heridas durante el impacto del rayo. Los médicos dicen que su corazón se detuvo dos veces.
James Mueller, de 76 años, y Donna Mueller, de 75, turistas en D.C. desde Janesville, Wisconsin, fallecieron más tarde. También lo hizo Brooks Lamberston, de 29 años.
Más de 20 oficiales del Servicio Secreto entraron en acción después del rayo, junto con miembros de la Policía de Parques de EEUU, expresó anteriormente el Capitán del Servicio Secreto Jean-Philippe Charles.
González, Drost y Bunker le realizaron CPR a Escudero-Kontostathis para mantenerla con vida.
“Realmente les debo todo”, resaltó mientras catologó a su supervivencia “un milagro”.
Escudero-Kontostathis ha logrado avances significativos en las últimas semanas, en medio de un dolor insoportable y un daño nervioso extenso.
Recientemente comenzó un programa de posgrado en relaciones internacionales en la Universidad Johns Hopkins y está ansiosa por volver a trabajar para ayudar a los demás.
“Obviamente, mi recuperación es importante, pero siento que el trabajo que me estoy perdiendo cada día es más importante que eso, y debo recordarme a mí misma que para ayudar a más y más personas, debo asegurarme de hacer bien mi recuperación”, resaltó Escudero-Kontostathis. “Me encantaría estar allí defendiendo a los refugiados ayer”.
Aunque todavía tiene un largo camino por recorrer, los médicos le han dicho que si mantiene este ritmo, debería poder manejar su rutina normal y su carga de trabajo para el próximo semestre.
