ESTADO DE MÉXICO - Los marcadores fueron insuficientes para contar los impactos con los que masacraron a 13 policías y agentes, los cuales murieron pidiendo ayuda.
Un día después, el operativo de búsqueda de los responsables continuó, en medio de las historias de los vecinos de Coatepec Harinas, quienes aseguran que vivieron una pesadilla.
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José Islas dice que en sus casi 80 años no había escuchado tantas detonaciones juntas.
"Empecé a oír así, después, se oyó muy feo y fue como 2 minutos todo. -¿Le dio miedo, don José. -¡Ay, cómo no!", dijo.
Las investigaciones indican que los uniformados circulaban en un convoy por una calle cuando fueron sorprendidos disparándoles desde la parte más alta.
Las balas entraron a las casas y terrenos aledaños, en donde dejaron su huella en las bardas, los árboles e incluso en los nopales.
"Andaba allá en el guayabo haciendo leña, estuvo muy feo", dijo Valdemar Flores.
Frente a la casa de Flores quedaron los cadáveres, tan solo a unos pasos de la habitación donde se refugió.
"Bien escondido para que no me llegara el fuego porque en el guayabo cayeron ramas. Por ahí atrás donde está el corral hay cartuchos, no, fue una historia grande", dijo Flores.
Las hipótesis oficiales indican que el Cártel de La Familia michoacana habría efectuado el ataque en respuesta a un operativo que las fuerzas armadas realizaron esta semana en su contra.
"El que comete un delito es sancionado, no hay impunidad para nadie", afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Las familias de las víctimas como la de “El Jefe Mixteco” despidieron a los suyos llenos de indignación.
"Era una persona trabajadora responsable en su trabajo, ya tenía 30 años de servicio estaba por jubilarse pero pasó esto", dijo Ricardo, uno de sus familiares.
Y en medio de su dolor pidieron justicia para los elementos caídos.