KIEV, Ucrania — El ejército ruso estaba el miércoles bajo fuerte escrutinio luego de que se dieron a conocer detalles sobre cómo murieron al menos 89 soldados rusos —y posiblemente más— en un ataque ucraniano contra un edificio.
El ataque de la semana pasada en la localidad ucraniana de Makiivka, que está bajo control ruso y donde se encuentran estacionados los soldados, parece haber sido una combinación para el desastre. Al parecer, cientos de soldados rusos estaban agrupados en un edificio cercano a la línea de frente, al alcance de la artillería de precisión del enemigo, suministrada por Occidente, posiblemente sentados cerca de un almacén de municiones, y tal vez ayudando involuntariamente a las fuerzas de Kiev a apuntar hacia ellos.
Fue uno de los ataques más mortíferos contra las fuerzas del Kremlin desde que empezó la guerra que en febrero cumplirá un año y la cifra de muertos más alta provocada por un incidente que se ha dado a conocer por alguna de las partes en el conflicto.
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Las fuerzas armadas de Ucrania afirmaron que el ataque en Makiivka causó la muerte de unos 400 soldados rusos que se encontraban en una escuela vocacional. Alrededor de 300 más resultaron heridos, de acuerdo con los oficiales. De momento no fue posible verificar las declaraciones de las partes debido a los combates.
El ejército ruso trató de culpar a los soldados por sus propias muertes. El teniente general Sergei Sevryukov dijo en un comunicado emitido el martes por la noche que la señal de sus teléfonos permitió a las fuerzas de Kiev “determinar las coordenadas de la ubicación del personal militar” y lanzar un ataque.
Emily Ferris, investigadora de Rusia y Eurasia en el Royal United Services Institute de Londres, comentó a The Associated Press que es “muy difícil verificar” si las señales telefónicas y la geolocalización fueron las culpables del ataque certero.
Señaló que los soldados rusos en servicio tienen prohibido utilizar sus teléfonos, precisamente porque en los últimos años ha habido muchos casos en los que se han utilizado como objetivo, incluso por ambas partes en la guerra de Ucrania. En el conflicto se ha recurrido bastante al uso de la tecnología moderna.
También comentó que culpar a los soldados era una “narrativa útil” para Moscú, debido a que le ayuda a eludir las críticas y desviar la atención hacia la prohibición oficial al uso de teléfonos.
El presidente ruso Vladimir Putin también trató de cambiar el rumbo de la conversación durante una participación por videollamada el miércoles en la ceremonia de despedida de una fragata equipada con los nuevos misiles hipersónicos de la marina rusa.
Putin señaló que los misiles Zircon que la fragata del almirante Gorshkov llevaba eran un “arma única”, capaz de volar a nueve veces la velocidad del sonido y con un alcance de 1,000 kilómetros (620 millas). Rusia dijo que los misiles no pueden ser interceptados.