“Escapando del Infierno”: la realidad de la trata humana en el área de DC

La vida empezó a cerrarle las puertas a María cuando tenía solo nueve años.

“Cuando mis padres se dieron cuenta de lo que yo era, me despreciaron,” dice ella, una mujer transgénero proveniente de Centro América. “Me corrieron."

Esta dificultad la llevó a emigrar tiempo después y completamente sola a los Estados Unidos, buscando una mejor vida.

“En el metro, en la Bestia,” continúa María, nombre ficticio que usaremos porque ella teme revelar su verdadera identidad. “Me costó como 3 meses, prostituyéndome, abusando de mi los polleros para que me cruzaran.”

Al llegar a Maryland, ella dice que encontró una realidad aún peor. Las pandillas empezaron a extorsionarla, obligándola a pagar una renta semanal y forzándola a prostituirse en su propio barrio.

“Si no lo hacía me iban a matar,” recordó.

María es una de las aproximadamente 21 millones de víctimas de la trata humana alrededor del mundo, según la ONU. Este crimen se basa en la venta de niños y adultos para prostitución, esclavitud, y/o explotación, y es un problema que cada vez es más común en el área de Washington: actualmente, la capital ocupa el cuarto lugar en casos reportados a la línea nacional de ayuda.

Los expertos coinciden que la vida ocupada de las capitales hace que estos crímenes a menudo pasen desapercibidos. Además, Washington DC es la intersección de otros dos estados grandes, Maryland y Virginia, lo que hace posible que desde el mismo punto se pueda comercializar a las víctimas a diferentes públicos.

“Es un problema extraordinario,” dice Karl A. Racine, el fiscal general de Washington. “Cuando la trata sexual está relacionada con actividades de pandillas, el reto es mayor, es más difícil y sí, más peligroso para que los individuos traficados dejen esos grupos.”

Las autoridades de la capital han tratado de crear conciencia sobre el tema, por ser la segunda industria criminal de más rápido crecimiento en la región.

“La trata es más rentable que las drogas,” dice Rashida Prioleau, una trabajadora de la Procuraduría General del Distrito de Columbia. “Si tengo una bolsa de drogas y la vendo, me quedo sin nada y tengo que reabastecerme.”

“Si vendo humanos puedo seguir comercializándolos una y otra vez y continuar haciendo dinero,” continuó.

En Casa Ruby, una organización comunitaria localizada en Washington DC, asisten a una de las comunidades más vulnerables para la trata sexual, el colectivo LGBTI.

Patty Hernández, una trabajadora social que labora en Casa Ruby, dice que los tratantes manipulan a muchas víctimas, y las aterrorizan, por ejemplo diciéndoles que las denunciarán con las autoridades de inmigración.

Luego de varios meses, María intentó escapar, pero los mareros la descubrieron.

“Me llevaron a un campo por la Universidad de Maryland, y ahí me golpearon,” dice. “Estuve como 15 días inconsciente.”

El acoso a María no paró. Sin embargo, logró obtener la ayuda del FBI para engañar a sus mareros en un día de pago, y poder ser libre.

Alban Zamora trae la segunda parte de este reportaje investigativo.

“Cuando les di el dinerito me vine, pero los detectives les cayeron,” continuó. “Los agarraron, a los que me estaban extorsionando a mí, y los deportaron.”

Aunque la pesadilla de María terminó, esa no es la realidad de muchas víctimas.

“Cien por ciento de nuestros jóvenes fueron reportados como desaparecidos en televisión”, dice Tina Frundt, del centro Courtney’s House, que está enfocado en ayudar a los menores víctimas del tráfico sexual.

“Especialmente los latinos. Todos ellos. Por eso digo: hay que preocuparse.”

Tina es sobreviviente de la trata sexual, y su misión es rescatar a jóvenes y niños de las garras de los explotadores.

Varios reportes estiman que hay más de 40 millones de personas en todo el mundo en situación de trata y solo un pequeño porcentaje es identificado como tal.

Una forma de denunciar la trata sexual es contactando a la línea nacional de ayuda contra la trata de personas al 1-888-373-7888.

Dirigida por la organización Polaris, esta línea es gratuita y ofrece ayuda confidencial en español las 24 horas del día.

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